2009

08Ene09

Supongo que debería felicitar el año, pero ni es el sitio, ni el momento, ni tengo ganas.

2009 empieza como el año anterior, lo cuál aún no he discernido si simplemente es negativo o se trata de un tour-de-force positivo que pretende endurecerme y allanar el terreno. En todo caso, al menos tengo en mi haber una decena más de DVDs que merecen la pena (Reygadas, Aguilera, Dreyer, Mungiu) y «El Guión», de Robert McKee, libro sobre el que he depositado demasiadas confianzas y que ahora mismo se me presenta como el asidero donde agarrarme para solucionar el bloqueo mental en el que estoy inmerso.

Hablando de bloqueo y salud mental: por un lado recupero el horario diurno, aunque sea de un modo peculiar (quedándome dormido en el sofá y despertando solo y sin ayuda un par de horas antes de lo previsto y normal, aunque al menos descanso y veo la luz del sol, lo cuál siempre es positivo). Por otro lado, tengo la sensación (y es una teoría que he estado desarrollando estos días de reclusión rural en casa) de que cada vez pienso menos, peor y más verbalizado. Y eso sinceramente me preocupa, puesto que mi gran baza y el sitio donde me encuentro más cómodo es pensando. Tendréis noticias sobre esto en cuanto haya algo más específico y estudiado.

En fin, me despido recomendando a todos aquellos a los que se les ha pasado por la cabeza alguna vez convertirse en cineastas que no lo hagan, si no quieren destrozar sus vidas y poner a hervir su encéfalo y sus nervios. Se va a convertir en vuestra razón de ser y la autoexigencia se os va a comer por dentro.

Feliz día.

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